CÍRCULO BELLAS ARTES
En Círculo Bellas Artes entendemos la práctica artística desde un enfoque integral. Trabajamos con todas las edades desde un enfoque constructivista, en el que ofrecemos un aprendizaje desde la experiencia artística.
Como enamoradas del arte que somos, una de nuestras prioridades es que los asistentes lleguen a dominar diferentes técnicas conociendo tanto los aspectos más puramente académicos como aquellos que trascienden y acompañan a la creación de un estilo artístico, propio y genuino.
El arte es una vía poderosa para expresar emociones que a menudo son difíciles de verbalizar. La creación artística ofrece un canal para exteriorizar pensamientos, sentimientos y experiencias de una manera visual o auditiva. Según Edward H. Kennedy (2006), la práctica artística ayuda a las personas a integrar experiencias emocionales y a lograr una mayor comprensión de sí mismos. A través de la creación, las personas no solo descubren su capacidad expresiva, sino que también profundizan en su autoconocimiento y autoaceptación, lo que promueve una mejor salud emocional.
Los beneficios emocionales y psicológicos de la práctica artística también tienen un impacto duradero. Según David H. Epstein (2014), los individuos que practican arte de manera regular experimentan un mayor bienestar general. La creación artística actúa como una forma de autoafirmación, aumentando la confianza en uno mismo y fomentando la sensación de logro. Además, el arte puede servir como una forma de resiliencia personal, proporcionando un refugio emocional durante tiempos de dificultad y ofreciendo un sentido de propósito a largo plazo.
En resumen, la práctica artística tiene una influencia profunda y positiva en la salud mental y el bienestar emocional. Ya sea a través de la reducción del estrés, el fomento de la resiliencia emocional, el aumento del autoconocimiento o la mejora de las funciones cognitivas, el arte se presenta como una herramienta poderosa y accesible para mejorar la calidad de vida. Siguiendo las investigaciones de autores como Malchiodi, Kennedy, y Soria, se confirma que la práctica del arte no solo enriquece nuestra capacidad creativa, sino que también promueve una salud psicológica más robusta y equilibrada.
La práctica artística también está relacionada con la mejora de las funciones cognitivas, como la memoria, la atención y la concentración. Eric Jensen (2001), experto en neurociencia educativa, afirma que las actividades creativas activan diferentes partes del cerebro relacionadas con el pensamiento abstracto y la solución de problemas. La pintura, el dibujo y otras formas de arte requieren una planificación y ejecución detalladas que estimulan la memoria y mejoran la capacidad de concentración. Así, los individuos no solo desarrollan habilidades artísticas, sino que también mejoran su capacidad para enfrentar desafíos mentales.
Igualmente somos un centro pionero debido a que nuestro enfoque metodológico atendiende siempre al binomio arte & psicología. Actualmente conocemos las carreras de muchos artistas relevantes dentro de la historia del arte, y si hay algo que de forma transversal siempre ha estado ligado al desarrollo de sus obras han sido los aspectos psicológicos que daban lugar en sus procesos creativos.
El arte también puede mejorar las relaciones sociales y fortalecer los vínculos con los demás. Participar en actividades artísticas grupales, como talleres o exposiciones, fomenta un sentido de comunidad y pertenencia. Vygotsky (1978) enfatizó la importancia del contexto social en el desarrollo humano, y la práctica artística no es una excepción. La interacción social en un entorno creativo permite compartir ideas, explorar diferentes perspectivas y fomentar un sentido de conexión emocional con los demás, lo que contribuye al bienestar psicológico colectivo.
